Sans, 0. - Sabadell, 1
Data: 25/01/1926
Font: El diluvio
Autor: SPA
Text:
EN EL CAMPO DEL SANS
Sans, 0. - Sabadell, 1
El Sabadell avante -Datos elocuentes.- Rapido juicio del vencedor - El del vencido - Feliu, como Samitier estropea el encuentro - Rini se contagia - El goal Otro goal que no es válido. - Un árbitro no muy acertado, pero enérgico - El mejor bando, un bozal
Sigue el Sabadell firme en su empeño de vencer y poco a poco lo va logrando, imponiéndose y haciendo que los partidos en que toma parte ofrezcan el máximo interés, bien se celebren en Barcelona, bien en su propio campo.
Después de empatar con el Español y estar a punto de ganarle, cosa que tal vez habría sucedido de no mediar el obstáculo, si no invencible, muy difícil de vencer, de Zamora; después de ganar al Barcelona empata con el Gracia y vence a la Unió de Sans. Datos son estos de una elocuencia ciceroniana.
En el encuentro que reseñamos venció quien debía vencer, si bien es cierto que el partido transcurrió muy igualado en general, que, también en general, la nerviosidad fué grande entre los jugadores; que menudearon los fauts y que la victoria, justísima, sólo pudieron obtenerla los sabadellenses diez minutos antes de terminar el match.
Digamos que el Sabadell jugó con más compenetración. En su delantera, veloz como el rayo, destacó la figura de Sangüesa y le tocó desentonar a Zamora.
En la línea intermedia actuaron los alas, ya que Devesa, resentido quizás de un encontronazo con Gularons sufrido en el segundo tiempo, no estuvo afortunado.
La defensa, bien. El portero, Casanovas, entró poco en acción, y, como se ve por el resultado, airosamente.
Respecto al Sans... lamentamos el tropiezo, pero no se necesita ser muy lince para comprender que así debía lógicamente ocurrir. Le sucedió a este equipo algo por el estilo que al Barcelona, según dicen, que yo no lo vi, jugando contra el mismo Sabadell: que Samitier se empeño en jugar a pesar de no hallarse restablecido, y que por el se perdió el partido. Pues bien: el notable delantero centro del Sans, Feliu, que ha estado enfermo durante algún tiempo, se alineó anteayer con sus compañeros. No sé si estaba ya perfectamente bien de su dolencia, pero lo que puedo asegurar es que no contaba con el suficiente entreno para conducir el ataque y que estuvo desorientado toda la tarde.
Menos mal, y no es leve, si la cosa hubiese quedado ahí; pero se conoce que la enfermedad o la desorientación eran contagiosas y Rini secundo con toda su alma la desacertada actuación de Feliu: balón que le pasaban, pelota perdida.
Y sin una delantera homogénea, no hay victoria al dominio.
No obstante, rayaron a gran altura, individualmente, Tonijuán y el ala Martinez-Oliveras.
Gularons hizo un gran partido, tanto en el ataque como en la defensa, estuvo siempre incansable.
Perelló esturo en los despejos más afortunado que Balasch, su compañero.
Y, por último, Pedret bien, si exceptuamos una temeraria salida en la que, ambarullandose con Soligó, por poco lo cuesta un goal a su equipo.
Hemos ya dicho que las fuerzas estuvieron, en general, niveladas: la mayor oportunidad y compenetración fué la que abrió brecha en el score.
Dicho queda asimismo que el goal del Sabadell fue obtenido cuando faltaban diez minutos para la terminación del encuentro.
Veamos cómo.
Balasch, que en otra ocasión había salvado un tanto seguro, zancadilló a Bertrán, el cual, lanzando un free-kick que dió a su equipo el goal de la victoria, quedó vengado con creces.
Con anterioridad había Sangüesa forzado la meta del Sans, pero el tanto no fué válido tras breve consulta entre el árbitro y el juez de goal.
Si seria justa la cosa que nadie protestó. Los equipos se alinearon así:
Sans: Pedret - Perelló, Balasoh - Soligó, Gularons, Calvet - Rini, Tontjuán, Feliu, Martinez, Oliveras.
Sabadell: Casanovas - Cabedo, Muntané - Marti, Devesa, Tena I - Tena II, Bertrán, Zamora, Sangüesa, Sans.
Arbitró el señor Aramburo, a quien sólo podemos aplaudir la energía con que corto el juego cuando degeneraba en poco correcto.
Esta energía fué tal vez excesiva al expulsar del campo a Sangüesa y Calvet euando sólo faltaban cinco minutos para terminarse el encuentro. La causa fue que Sangüesa dribló a Calvet y éste, burlado, se revolvio contra el; Sangüesa le imita... y ambos son expulsados sin más requisitos.
Fuera de este loable deseo de impedir que el juego perdiese sus características de corrección y nobleza, que son su mejor adorno, el señor Aramburo no acabó de satisfacernos.
El público alboroto cuanto le vino en gana y en algunos puntos pasaron de las palabras a los hechos y los puños terminaron la labor poco deportiva de las lenguas de comadre.
Se conoce que pensaron que el bando del gobernador no rezaba con ellos, sino con los espectadores del encuentro Español-Barcelona, diciéndose cada uno como el borracho del cuento: "Yo no soy de esa parroquia..."
Pero si no el bando, como anillo al dedo veníales un artículo de las Ordenanzas municipales que trata de la obligación de llevar bozal...
SPA.
Font: El diluvio
Autor: SPA
Text:
EN EL CAMPO DEL SANS
Sans, 0. - Sabadell, 1
El Sabadell avante -Datos elocuentes.- Rapido juicio del vencedor - El del vencido - Feliu, como Samitier estropea el encuentro - Rini se contagia - El goal Otro goal que no es válido. - Un árbitro no muy acertado, pero enérgico - El mejor bando, un bozal
Sigue el Sabadell firme en su empeño de vencer y poco a poco lo va logrando, imponiéndose y haciendo que los partidos en que toma parte ofrezcan el máximo interés, bien se celebren en Barcelona, bien en su propio campo.
Después de empatar con el Español y estar a punto de ganarle, cosa que tal vez habría sucedido de no mediar el obstáculo, si no invencible, muy difícil de vencer, de Zamora; después de ganar al Barcelona empata con el Gracia y vence a la Unió de Sans. Datos son estos de una elocuencia ciceroniana.
En el encuentro que reseñamos venció quien debía vencer, si bien es cierto que el partido transcurrió muy igualado en general, que, también en general, la nerviosidad fué grande entre los jugadores; que menudearon los fauts y que la victoria, justísima, sólo pudieron obtenerla los sabadellenses diez minutos antes de terminar el match.
Digamos que el Sabadell jugó con más compenetración. En su delantera, veloz como el rayo, destacó la figura de Sangüesa y le tocó desentonar a Zamora.
En la línea intermedia actuaron los alas, ya que Devesa, resentido quizás de un encontronazo con Gularons sufrido en el segundo tiempo, no estuvo afortunado.
La defensa, bien. El portero, Casanovas, entró poco en acción, y, como se ve por el resultado, airosamente.
Respecto al Sans... lamentamos el tropiezo, pero no se necesita ser muy lince para comprender que así debía lógicamente ocurrir. Le sucedió a este equipo algo por el estilo que al Barcelona, según dicen, que yo no lo vi, jugando contra el mismo Sabadell: que Samitier se empeño en jugar a pesar de no hallarse restablecido, y que por el se perdió el partido. Pues bien: el notable delantero centro del Sans, Feliu, que ha estado enfermo durante algún tiempo, se alineó anteayer con sus compañeros. No sé si estaba ya perfectamente bien de su dolencia, pero lo que puedo asegurar es que no contaba con el suficiente entreno para conducir el ataque y que estuvo desorientado toda la tarde.
Menos mal, y no es leve, si la cosa hubiese quedado ahí; pero se conoce que la enfermedad o la desorientación eran contagiosas y Rini secundo con toda su alma la desacertada actuación de Feliu: balón que le pasaban, pelota perdida.
Y sin una delantera homogénea, no hay victoria al dominio.
No obstante, rayaron a gran altura, individualmente, Tonijuán y el ala Martinez-Oliveras.
Gularons hizo un gran partido, tanto en el ataque como en la defensa, estuvo siempre incansable.
Perelló esturo en los despejos más afortunado que Balasch, su compañero.
Y, por último, Pedret bien, si exceptuamos una temeraria salida en la que, ambarullandose con Soligó, por poco lo cuesta un goal a su equipo.
Hemos ya dicho que las fuerzas estuvieron, en general, niveladas: la mayor oportunidad y compenetración fué la que abrió brecha en el score.
Dicho queda asimismo que el goal del Sabadell fue obtenido cuando faltaban diez minutos para la terminación del encuentro.
Veamos cómo.
Balasch, que en otra ocasión había salvado un tanto seguro, zancadilló a Bertrán, el cual, lanzando un free-kick que dió a su equipo el goal de la victoria, quedó vengado con creces.
Con anterioridad había Sangüesa forzado la meta del Sans, pero el tanto no fué válido tras breve consulta entre el árbitro y el juez de goal.
Si seria justa la cosa que nadie protestó. Los equipos se alinearon así:
Sans: Pedret - Perelló, Balasoh - Soligó, Gularons, Calvet - Rini, Tontjuán, Feliu, Martinez, Oliveras.
Sabadell: Casanovas - Cabedo, Muntané - Marti, Devesa, Tena I - Tena II, Bertrán, Zamora, Sangüesa, Sans.
Arbitró el señor Aramburo, a quien sólo podemos aplaudir la energía con que corto el juego cuando degeneraba en poco correcto.
Esta energía fué tal vez excesiva al expulsar del campo a Sangüesa y Calvet euando sólo faltaban cinco minutos para terminarse el encuentro. La causa fue que Sangüesa dribló a Calvet y éste, burlado, se revolvio contra el; Sangüesa le imita... y ambos son expulsados sin más requisitos.
Fuera de este loable deseo de impedir que el juego perdiese sus características de corrección y nobleza, que son su mejor adorno, el señor Aramburo no acabó de satisfacernos.
El público alboroto cuanto le vino en gana y en algunos puntos pasaron de las palabras a los hechos y los puños terminaron la labor poco deportiva de las lenguas de comadre.
Se conoce que pensaron que el bando del gobernador no rezaba con ellos, sino con los espectadores del encuentro Español-Barcelona, diciéndose cada uno como el borracho del cuento: "Yo no soy de esa parroquia..."
Pero si no el bando, como anillo al dedo veníales un artículo de las Ordenanzas municipales que trata de la obligación de llevar bozal...
SPA.